Desde hace algún tiempo, se ha observado una disminución significativa en las importaciones en nuestro país. Esta tendencia, que busca evitar una devaluación que impacte en la inflación, ha generado una paradoja interesante. A pesar de los fuertes controles cambiarios y las restricciones en las importaciones impuestas por el Gobierno, los precios de los productos importados continúan aumentando considerablemente.
El principal factor detrás de este incremento de precios radica en el hecho de que los productos importados trasladan el costo del dólar financiero y no del oficial, que se mantiene atrasado. Según los últimos datos del INDEC, el precio mayorista de los productos importados ha subido un 128% interanual, lo que representa 40 puntos porcentuales por encima del valor del dólar oficial. Además, en los primeros meses del año, este incremento acumuló un 38%. En abril, el aumento fue de un 9,2%, superando en 2,3 puntos porcentuales la inflación mayorista total.
Este fenómeno se debe, en gran medida, al funcionamiento del cepo cambiario, el cual actúa como un shock de oferta, acelerando la inflación. Es importante destacar que la evolución de los precios importados se ha alineado cada vez más con los tipos de cambio paralelos desde abril de 2021. A partir de octubre de 2022, con el endurecimiento del control de importaciones a través de las SIRA, los precios mayoristas importados incluso han subido por encima de la devaluación del mercado paralelo.
El impacto de esta situación se refleja en los indicadores de precios difundidos por el IPC del mes pasado. Si bien la inflación mayorista, el costo de la construcción y las canastas básicas que se utilizan para calcular la pobreza y la indigencia se ubicaron por debajo del índice general, es importante destacar que tanto la inflación mayorista como la de la construcción se aceleraron en comparación con el mes anterior. Aunque las canastas de pobreza e indigencia mostraron una desaceleración en el ritmo de aumento, lo hicieron desde niveles por encima del índice general.
En este contexto, las expectativas respecto a la inflación para los próximos meses siguen siendo preocupantes. Se espera que las presiones inflacionarias se mantengan latentes, principalmente debido a la corrección de los precios relativos, como es el caso de las tarifas de los servicios públicos. Aunque se prevé una mejora en la cobertura de los costos del servicio energético, esta corrección podría generar presiones al alza en los registros mensuales de inflación.
En resumen, la disminución de las importaciones debido a las restricciones en el acceso a las divisas tiene un impacto no solo en la actividad económica, sino también en la evolución de los precios. A pesar de los esfuerzos por evitar una devaluación brusca, los productos importados continúan encareciéndose, lo que anticipa un panorama inflacionario complicado en los próximos meses.