De acuerdo con estimaciones del Ministerio de Salud, la celiaquía afecta a 1 de cada 167 adultos y a 1 de cada 79 niños en la población infantil. Esta enfermedad multisistémica y autoinmune es causada por la intolerancia permanente al gluten, una proteína presente en el trigo, avena, cebada y centeno, y puede presentarse con diferentes síntomas o incluso ser completamente asintomática.
En la actualidad, el único tratamiento disponible para la celiaquía es una dieta estricta y de por vida libre de gluten. Esto significa que no se deben ingerir alimentos, productos ni medicamentos que contengan gluten proveniente de trigo, avena, cebada o centeno, y sus derivados, ya que incluso pequeñas cantidades pueden ser perjudiciales.
Sin embargo, el gluten se encuentra en muchos productos alimentarios, medicamentos y cosméticos de forma oculta, por lo que es fundamental contar con información clara y precisa sobre qué alimentos y productos son seguros para las personas con celiaquía. La ANMAT ha creado un listado oficial de alimentos y productos libres de gluten que deben contener el logotipo «Sin TACC» de forma obligatoria en el envase.
Es importante destacar que la adherencia estricta a la dieta libre de gluten promueve la recuperación completa del intestino, lo que permite controlar las manifestaciones clínicas y evitar complicaciones secundarias de la enfermedad. Además, educar a las personas con celiaquía y a sus familiares sobre el almacenamiento de los productos libres de gluten y el uso de utensilios de cocina y superficies de cocción compartidos es fundamental para evitar la contaminación cruzada.
Sin embargo, otro aspecto crucial a tener en cuenta es la calidad nutricional de los alimentos sin gluten que se ofrecen en el mercado. Muchos de ellos son bajos en fibra, hierro y ácido fólico, y altos en azúcar y grasas para asemejar texturas y propiedades sensoriales a sus equivalentes con gluten. Por este motivo, es fundamental contar con el seguimiento de un nutricionista para evitar el aumento en el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y metabólicas, como la obesidad.
La ley de Celiaquía es una herramienta importante para promover la atención médica, la investigación clínica y epidemiológica, y la capacitación profesional en la detección temprana, diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad. La reglamentación de esta ley es fundamental para garantizar el acceso a información clara y precisa y la seguridad alimentaria de las personas con celiaquía.
En este sentido, la reglamentación de la ley de Celiaquía es de vital importancia para garantizar el acceso a opciones alimentarias sin gluten en cualquier lugar, institución o ámbito. Las personas con celiaquía tienen necesidades dietarias diferentes y contar con alimentos aptos en todas las situaciones es una necesidad y un derecho.
Es fundamental tener en cuenta que la detección temprana de la celiaquía es clave para evitar el sufrimiento prolongado y las complicaciones asociadas a esta enfermedad. Muchas personas pasan por múltiples consultas y experimentan malestar durante un largo período de tiempo antes de recibir un diagnóstico preciso. Asimismo, existen personas que aún no han sido diagnosticadas y continúan padeciendo las consecuencias de convivir con la enfermedad sin recibir tratamiento adecuado. Incluso aquellos que han sido diagnosticados enfrentan el desafío constante de la contaminación cruzada y la falta de opciones seguras al comer fuera de casa.
En conclusión, la dieta libre de gluten se posiciona como el único tratamiento efectivo contra la celiaquía. La adherencia estricta a esta dieta, evitando la ingesta de alimentos que contengan gluten, es crucial para controlar los síntomas y prevenir complicaciones. Es fundamental educar sobre la enfermedad, promover el acceso a opciones alimentarias seguras y garantizar el cumplimiento de la ley de Celiaquía para brindar una mejor calidad de vida a las personas que viven con esta condición.