El 29 de abril de 2003, la ciudad de Santa Fe sufrió una de las peores inundaciones de su historia, cuando el río Salado se desbordó y cubrió un tercio de la superficie de la ciudad en menos de cinco horas. La catástrofe dejó un saldo de 23 muertos y más de 130.000 evacuados, así como un centenar de personas fallecidas por causas directas e indirectas relacionadas con el desastre.
A pesar de que en aquel momento se prometió seguridad debido a las obras realizadas, la circunvalación oeste ubicada sobre un terraplén destinado a frenar el agua del río Salado aún no estaba terminada. Esta situación fue clave para el inicio de la tragedia, ya que por allí ingresó un río entero que en poco tiempo cubrió siete metros de agua. Como consecuencia, hubo más de 15.000 viviendas destruidas y la ciudad se sumió en el caos.
Hoy, a 20 años de la inundación, diferentes grupos de manifestantes se reunieron para honrar la memoria de las víctimas. Los actos comenzaron el jueves en las plazas y sitios emblemáticos de la ciudad, y la marcha se realizó en conmemoración del Día de la Memoria y la Solidaridad con el Pueblo Inundado, establecido por ley provincial desde 2020.
En el marco de esta conmemoración, es importante recordar que la tragedia de Santa Fe fue una «catástrofe evitable», que tuvo «múltiples causas y consecuencias ambientales, sociales, políticas e identitarias», según lo establecido por la ley provincial. Aunque se han realizado diversas obras para prevenir inundaciones en la ciudad, todavía hay mucho por hacer para garantizar la seguridad de los habitantes de Santa Fe. La circunvalación oeste, ubicada sobre un terraplén destinado a frenar el agua del río Salado, aún no estaba terminada. Esta situación fue la que dio inicio a la trágica jornada.
Como homenaje a las víctimas de la inundación, cada 29 de abril se estableció como feriado administrativo, y el Ministerio de Educación incluye la fecha en el calendario escolar. La marcha de este año fue una oportunidad para que los vecinos de Santa Fe se unieran en recuerdo de los que perdieron la vida en la inundación y para exigir medidas concretas que eviten futuros desastres.
En definitiva, la inundación de Santa Fe de 2003 fue una tragedia que dejó una profunda huella en la ciudad y sus habitantes. A 20 años de aquel fatídico día, es importante recordar lo sucedido para que no se vuelva a repetir y para que se sigan tomando medidas concretas para proteger a la población de futuros desastres naturales.
La ley provincial plantea que se trató de una “catástrofe evitable” que tuvo “múltiples causas y consecuencias ambientales, sociales, políticas e identitarias”. De esa manera, se oficializó la desidia y negligencia que tiempo atrás habían planteado los estudios de la Universidad del Litoral y los informes de otros organismos.
Foto: Aire Santa Fe