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La IA: Un recurso de paz y amenaza existencial según la Santa Sede
En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha emergido como una de las tecnologías más revolucionarias y controvertidas de nuestro tiempo. Mientras que ofrece enormes posibilidades para el progreso y la resolución de problemas globales, también plantea significativos desafíos éticos y existenciales. La Santa Sede, a través de Various declaraciones y documentos, ha abordado estos aspectos de la IA, destacando su potencial dual como recurso para la paz y como amenaza existencial.
El Potencial de la IA para la Paz y la Seguridad
La Santa Sede ha reconocido el potencial de la IA para contribuir a la paz y la seguridad a nivel global. En un discurso pronunciado por monseñor Richard Gyhra, observador permanente del Vaticano en el Foro para la Seguridad y la Cooperación de la OSCE, se resaltó que la IA puede ser una herramienta valiosa para ayudar a las naciones a buscar la paz y garantizar la seguridad.
Este enfoque se alinea con la visión del Papa Francisco, quien ha subrayado la importancia de utilizar la IA de manera que promueva el bien común y la dignidad humana. En su Mensaje para el Día Mundial de la Paz 2024, el Papa Francisco destacó que la IA debe ser regulada de manera que se garantice un espacio de control significativo del ser humano sobre los procesos de elección de los programas de IA, para evitar que se convierta en una amenaza para la dignidad humana.
Desafíos Éticos y Amenazas Existenciales
A pesar del potencial positivo de la IA, la Santa Sede también ha advertido sobre los graves desafíos éticos y las amenazas existenciales que conlleva. Uno de los principales preocupaciones es el uso de tecnologías autónomas en el ámbito militar. Los Sistemas de Armas Autónomas Letales (LAWS), capaces de identificar y atacar objetivos sin intervención humana directa, plantean serios interrogantes éticos y generan opacidad jurídica. La Santa Sede ha sido firme al afirmar que «ninguna máquina debería elegir jamás quitar la vida a un ser humano».
Además, la nota Antiqua et Nova publicada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y el Dicasterio para la Cultura y la Educación, advierte sobre el riesgo de idolatría al considerar la IA como un sustituto de Dios. La IA, aunque producida por mentes humanas, no puede tener las capacidades propias de la vida humana y es falible. La humanidad corre el riesgo de crear un sustituto de Dios al buscar en la IA un ‘Otro’ mayor con quien compartir su existencia y responsabilidad.
La Importancia de la Regulación y la Responsabilidad Humana
La Santa Sede enfatiza la necesidad de una regulación cuidadosa y una valoración moral del uso de la IA. En el documento publicado por los Dicasterios, se destaca que la IA debe ser utilizada solo como un instrumento que complemente la inteligencia humana, no como un sustituto de ella. La concentración del poder sobre las principales aplicaciones de la IA en manos de unas pocas empresas plantea importantes problemas éticos, ya que estas empresas pueden ejercer formas de control sutiles pero invasivas, manipulando conciencias y procesos democráticos.
El Papa Francisco ha subrayado la urgencia de garantizar y proteger un espacio de control significativo del ser humano sobre el proceso de elección de los programas de IA. Esto es crucial para evitar que la IA se convierta en una amenaza para la dignidad humana y para asegurar que su uso se oriente hacia fines positivos.
El Desarrollo Humano Integral
La visión de la Santa Sede sobre la IA no pretende frenar el progreso, sino fomentar la investigación y el desarrollo éticos de las nuevas tecnologías. El objetivo es integrar estas tecnologías en un marco más amplio que promueva el desarrollo humano integral. La IA, si se utiliza con prudencia, puede convertirse en un valioso recurso en ámbitos como la educación, la salud y las relaciones internacionales, siempre y cuando se mantenga bajo la supervisión y el control humano.
La Cumbre de París y la Acción Global
La Santa Sede ha participado activamente en los debates globales sobre la regulación de la IA. La cumbre sobre la inteligencia artificial celebrada en París en febrero de 2025, a la que el Papa Francisco envió un mensaje, es un ejemplo de estos esfuerzos. La cumbre buscaba establecer un marco regulador multilateral para el sector de la IA, involucrando a un amplio rango de actores y expertos para producir resultados concretos.
En este contexto, el Papa Francisco ha reiterado la importancia de acoger como axiomático el principio de que «el amor vale más que la inteligencia» y de asegurar que las novedades tecnológicas se inscriban en un proyecto orientado al bien común. Esto implica no detener la creatividad humana y su sueño de progreso, sino orientar esa energía con cauces nuevos que promuevan la dignidad humana y el bien común.
Conclusión
La IA es un tema complejo y multifacético que ofrece tanto oportunidades como desafíos. La Santa Sede, a través de sus declaraciones y documentos, ha proporcionado una visión matizada y ética sobre el uso de la IA. Mientras que reconoce el potencial de la IA para contribuir a la paz y la seguridad, también advierte sobre las amenazas existenciales y los desafíos éticos que conlleva.
Es crucial que la humanidad aborde el desarrollo y el uso de la IA con responsabilidad, asegurando que este avance tecnológico se utilice para promover la dignidad humana y el bien común, y no para socavar los cimientos de la sociedad. La regulación cuidadosa, la valoración moral y la supervisión humana son esenciales para garantizar que la IA sea un recurso para la paz y no una amenaza existencial.
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